Entre 1865 y 1935, el funcionariado de la División -directa o indirectamente- proyectaron y, en ocasiones, realizaron un amplio abanico de obras y redactaron numerosos proyectos y memorias. Simultáneamente otros agentes sociales -empresas hidroeléctricas, nuevos regadíos, ayuntamientos- también aportaron numerosas iniciativas y realizaciones hidráulicas. Iniciativa privada y personal funcionario marcaron su huella en los complejos paisajes del agua de la División del Júcar.
Sólo pretendo señalar la necesidad y magnitud de una catalogación -ya iniciada felizmente por las personas responsables de la Confederación Hidrográfica del Júcar- que exige coordinar esfuerzos con objeto de avanzar en un plan de restauración ambiental y cultural de nuestros ríos. El Plan Hidrológico de Cuenca deberá atender también esta creciente demanda de nuestra sociedad.
5.1. El patrimonio escrito de la División
5.2. El patrimonio hidráulico público
5.3. El patrimonio hidroeléctrico
5.4. Otros artefactos hidráulicos
5.5. El patrimonio hidráulico municipal
La Confederación Hidrográfica del Júcar es depositaria de un importante volumen de documentación generada por la División y por otros organismos de la Administración. Expedientes, proyectos, informes, estadísticas, cartografías o registros de aforos conforman un valioso patrimonio imprescindible para el estudio de los paisajes del agua. En todo caso, esta documentación podrá completarse con las series documentales del Archivo General del Ministerio de Obras Públicas, Transporte y Medio Ambiente, del Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares y de los archivos provinciales, locales y particulares.
La biblioteca de la Confederación ha integrado los fondos bibliográficos de la antigua biblioteca de la División. Numéricamente no es un fondo muy cuantioso, pero reúne colecciones de revistas y libros técnicos especializados que merecerían un comentario más extenso.
En general, el patrimonio documental generado por la División del Júcar encierra la información básica sobre los ríos y sus sus personas usuarias en la época inmediatamente anterior a las grandes obras de regulación fluvial, sobre intereses en conflicto y sobre un largo proceso de planificación hidráulica. Conocerlo y comprenderlo puede aportar sugerencias para futuras estrategias en la gestión del agua.
A lo largo de la conferencia, se han referenciado obras y reformas proyectadas y, en algunos casos, ejecutadas por la División. No parece necesario insistir sobre las mismas: pantano de Buseo, pantano de María Cristina, pantano de Almansa, canal de Elx, obras en el canal del Algar, obras de defensa, etc. Constituye la expresión patrimonial de la política hidráulica del Estado que merece ser conservado y contextualizado en los complejos paisajes del agua.
Entre 1865 y 1935, otras dependencias de la Administración también ejecutaron obras en las márgenes fluviales. Destaca, sobre todo, la labor de las jefaturas provinciales de Obras Públicas que proyectaron y ejecutaron decenas de puentes sobre los ríos principales y los afluentes de los ríos. Tal vez, los puentes constituyan el grupo patrimonial más emblemático del período considerado. Algunos de los ingenieros -que en algún momento tuvieron una responsabilidad en la División- fueron grandes proyectistas de puentes (p. ej. González Granda, Dicenta Lloret, Monfort Hervás).
A modo de ejemplo, me referiré a Arturo Monfort quien ocupó la jefatura de la División Hidráulica del Júcar entre 1921 y 1931. Monfort fue proyectista del puente de hierro de Sueca a Corbera sobre el Júcar y del puente de Aragón en la ciudad de Valencia.
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Los ríos de la División conocieron, en las primeras décadas del siglo XX, una gran expansión de las fábricas de electricidad. Las estadísticas oficiales y los expedientes de concesiones permiten avanzar un primer catálogo de los saltos que deberá completarse con reconocimientos in situ. Posteriormente, podría proponerse la restauración de algunas instalaciones representativas.
Algunos saltos se encuentran perfectamente documentados, inclusive en las revistas técnicas de la época. En algunos casos, son complejos de una gran calidad constructiva, representativas de una época que identifica la hulla blanca con la modernización y el progreso de la humanidad.
Desde mitad del siglo XIX, en las márgenes de ríos y acequias se asiste a un incremento de las instalaciones de artefactos. Desaparecidos los impedimentos que limitaban la localización de nuevos establecimientos hidráulicos (especialmente molinos), aumentaron las demandas de concesiones para localizar nuevos molinos, batanes, fábricas de papel, etc. El fenómeno adquirió especial dinamismo en aquellas comarcas donde había mayor tradición de ciertas manufacturas.
En otros casos, antiguas instalaciones hidráulicas señoriales o municipales fueron reconvertidas por las nuevas personas propietarias para otros usos o modernizadas con nuevo utillaje. Estos cambios de uso o de tecnología han modificado en ocasiones la estructura originaria de los antiguos edificios o los sistemas de derivación y canalización del agua.
La División del Júcar proyectó y, en muchos casos, ejecutó obras municipales de abastecimiento en numerosas poblaciones. Estas asistencias técnicas de la División merecían evaluarse en su conjunto, identificando tipologías representativas de las fuentes públicas, lavaderos, etc. e interpretarlas en el contexto de la ingeniería sanitaria y de los enfoques de los higienistas de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX.
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